Jesús está entre nosotros, Él vive hoy y su Espíritu a todos da. Jesús, razón de nuestra vida, es el Señor, nos reúne en pueblo de amor. Cambia nuestras vidas con tu fuerza, guárdanos por siempre en tu Presencia. Tú eres verdad, Tú eres la paz.
Estribillo Rompe las cadenas que nos atan. Llénanos de gracia en tu Palabra. Gracias, Señor, gracias, Salvador.
Estribillo Nuestras existencias hoy te alaban. Nuestros corazones te dan gracias. Tú eres amor, eres canción.
Estribillo final: terminar en el acorde con el que se comienza el canto.
"Aleluya", cantará quien perdió la esperanza; y la tierra sonreirá. ¡Ale-lu-u-ya! Lo cantamos 3 veces: la primera con arpegio, la segunda con rasgueo suave, la tercera con rasgueo fuerte; subiendo, escalonadamente, el volumen de la voz en cada una de ellas.
¿Qué te puedo dar que no me hayas dado Tú? ¿Qué te puedo decir que no me hayas dicho Tú? ¿Qué puedo hacer por Ti si yo no puedo hacer nada, si yo no puedo hacer nada, si no es por Ti, mi Dios?
(Todo lo que sé, todo lo que soy, todo lo que tengo es tuyo.)(Bis)
Me he hecho tantas preguntas intentando entender. Me he lanzado a buscarte sin saberte ver. Me he asomado al abismo, me he atrevido a saltar y caer.
Y un huracán romperá el cielo desde mi garganta gritándote: ¿dónde estás cuando me haces falta?
Y me han dado respuestas pero no sé qué hacer. He prometido seguirte sin entender. Y hay un eco en lo hondo que me empuja hacia Ti y aunque sea sin sentirte Te buscaré.
Estribillo (bis) Estoy aquí, soy el silencio. Estoy aquí, soy este viento. Estoy aquí, soy este trozo de pan. Estoy aquí, soy tu lamento. Estoy aquí, soy este eco. Estoy aquí, soy este trozo de pan.
Estribillo +
Y un huracán (estoy aquí) romperá (estoy aquí) el cielo desde mi garganta gritándote (estoy aquí): ¿dónde estás cuando me haces falta? (soy este trozo de pan)
Y tu huracán romperá el cielo desde mi garganta gritándome cuando me haces falta.
Junto a ti, María, como un niño quiero estar, tómame en tus brazos, guíame en mi caminar. Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar; hazme transparente, lléname de paz.
Madre, Madre, Madre, Madre. Madre, Madre, Madre, Maadre. Gracias, Madre mía, por llevarnos a Jesús, haznos más humildes, tan sencillos como tú. Gracias, Madre mía, por abrir tu corazón, porque nos congregas y nos das tu amor.