Qué alegría cuando me dijeron:
“Vamos a la Casa del Señor”.
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.

Estribillo
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Estribillo
Desead la paz a Jerusalén.
Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
en tus palacios seguridad.

Estribillo
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: “La paz contigo”.
Por la Casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Estribillo
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá marchan los hombres,
el pueblo del Señor.

Estribillo
Pidamos paz para la ciudad
vivan tranquilos los que te aman;
haya paz dentro de tus muros
y en tus hogares felicidad.

Estribillo
(Ten piedad. Ten piedad.
Ten piedad. Ten piedad.)(Bis)

Ten piedad, Señor, ten piedad,
soy pecador, ten piedad.
Ten piedad, Señor, ten piedad,
soy pecador, ten piedad.

Y de mí, Cristo, apiádate,
contra Ti, yo pequé.
Y de mí, Cristo, apiádate,
contra Ti, yo pequé.

Ten piedad, Señor, ten piedad,
soy pecador, ten piedad.
Aleluya.
Aleluya.
Aleeeluya.
Te presentamos el vino y el pan.
Bendito seas por siempre, Señor.

Bendito seas, Señor,
por este pan que nos diste,
fruto de la tierra y del trabajo de los hombres.

Estribillo
Bendito seas, Señor,
el vino, Tú nos lo diste,
fruto de la tierra y del trabajo de los hombres.

Estribillo
¡Santo, santo, saanto,
es el Señor Dios del Univeerso!
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
¡Hosaanna, hosaanna, en el cieelo!
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Estribillo
Versión original:
Cordero de Dios que quitas
el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros,
ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas
el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros
y danos la paz.
Cerca de Ti, Señor, quiero morar,
tu grande y tierno amor, quiero gozar.
Llena mi pobre ser, limpia mi corazón,
hazme tu rostro ver en la aflicción.

Mi pobre corazón inquieto está;
por esta vida voy buscando paz.
Mas sólo Tú, Señor, la paz me puedes dar;
cerca de Ti, Señor, yo quiero estar.

Pasos inciertos doy, el sol se va;
mas si contigo estoy no temo ya.
Himnos de gratitud ferviente cantaré
y fiel a Ti, Jesús, siempre seré.

Día feliz veré, creyendo en Ti,
en que yo habitaré cerca de Ti.
Mi voz alabará tu dulce nombre allí
y mi alma gozará cerca de Ti.
Salve, Regina, Mater misericordiæ,
vita, dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus exsules filii Hevæ.
Ad te suspiramus,
gementes et flentes
in hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra,
illos tuos misericordes oculos
ad nos converte;
Et Jesum,
benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
Oooh, cleemens,
Ooooh, pia,
Ooooh dulcis Virgo Maria.